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por Matías Nahon para CIG®

Las mejores prácticas para evitar el fraude en las empresas y organizaciones. Cuáles son las medidas que hay que tomar y que ya están estandarizadas en otras partes del mundo.

En momentos de turbulencias, aumenta el fraude empresario y aunque pocos ejecutivos estén al tanto, el fraude interno también ataca a las pymes, y cada vez más. Según una encuesta privada, siete de cada 10 empresas han sufrido defraudaciones de parte de empleados infieles. Aun así, falta hacer mucho en materia de prevención.

El mismo Aristóteles fue uno de los iniciadores de la prevención del Fraude al decir: “La duda es el principio de la sabiduría”. Y la tendencia mundial en este nuevo escenario marcado por la pandemia sigue marcando un crecimiento del fraude a nivel mundial en todo tipo de empresas de los más variados sectores, revitalizado por la ausencia de protocolos y no me refiero a los sanitarios, que han marcado nuestras vidas en los últimos 2 años.

Existen principios básicos para combatir el fraude, los cuales nunca pierden vigencia. Estos son:

Realizar auditorías forenses periódicas: Cualquier intento serio de prevención del fraude, debe partir de la base fundamental de la contratación de profesionales especializados ajenos a la organización. La experiencia demuestra que la mayoría de los fraudes son descubiertos por especialistas que no tienen vínculo previo alguno con cualquiera de las instancias de la empresa. Según las estadísticas internacionales confiables los auditores internos no tienen buenos porcentajes en el hallazgo de actividades fraudulentas.

El análisis basado en riesgos, es el siguiente punto más importante al definir un esquema de seguridad corporativa, independientemente del tamaño de la empresa.

Se debe diseñar un manual de seguridad corporativa, y para implementarlo es también importante recurrir al “due diligence”. La correcta y exhaustiva Verificación de antecedentes en los procesos de selección y contratación del personal, como para validar proveedores y prestadores de servicios es fundamental.

Instalar una línea interna de denuncias es una buena práctica de gobierno corporativo. La rotación del personal y la instalación de una línea de denuncias confiable, son aportes invalorables que sin duda actúan como “vacunas antifraude”. También se debe contar con pautas éticas claramente fijadas de antemano y difundidas convenientemente a todo el personal, incluyendo la verificación de proveedores y terceros,

Todo modelo eficaz requiere asimismo de una correcta capacitación al personal y una permanente revisión periódica, que deben realizar los responsables de compliance, a fin de asegurar que el nuevo clima organizacional logrado perdure en el tiempo, realizando las adaptaciones y modificaciones convenientes que mitiguen los riesgos detectados.

Las mejores prácticas internacionales, que ya son de aplicación en países donde las empresas son pasibles de recibir sanciones de índole penal por la conducta de sus directivos y empleados, recogen los diferentes puntos señalados precedentemente. Cuanto antes se comiencen a implementar en forma consistente en las empresas locales, mejor será la respuesta para la nueva forma de hacer negocios, que avanza irremediablemente.